Siempre me indentifiqué más con la energía masculina que con la femenina. Era bajita y delgada, pero mis músculos y mi personalidad fuertes y robustos, de pocas emociones. Incluso siempre he confesado que mi primer embarazo fue una decisión, desde la mente. Eso sí, entonces, se abrió una puerta a mi maternidad y tras ella, una a mi feminidad. La Caja de Pandora se había destapado....
Durante los últimos años, no sólo he apreciado este cambio evolutivo en mí, si no en todo mi alrededor. Creo que este es un tema que se puede abarcar desde muchíiiiisimos lugares y con muchíiiisimos colores. Yo misma, había pensado escribir sobre mi malestar sobre algunos aspectos, ciertas quejas e incluso reivindicaciones, pero después se me ha pasado y mi interior me ha llevado por aquí, creo que ya hay bastante queja y viene bien aportar un poco de bonito.
Hace unas pocas semanas, una gran AMIGA, una gran PERSONA, una gran MUJER, una gran COMPAÑERA y una gran MAESTRA, me pasó un audio de un cuento, un cuento precioso que me gustaría compartir porque veo que cada vez hay mayor conciencia. Creo que en la historia reciente la mujer ha vivido en un lugar que no es el que le corresponde por naturaleza y que hay un despertar colectivo lento pero seguro. Creo que las nuevas generaciones darán consistencia.
Os dejo el cuento las Mujeres Árbol. Espero que os guste y os llegue tanto como a mí.
Y os dejo también el enlace a la página de Claudia Tremblay, una artista que conocí hace algunos años y que me fascina.
Espero que os guste y que disfrutéis de vuestro día.
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