viernes, 5 de abril de 2019

Un nuevo día, una nueva oportunidad




Buenos días a tod@s! ¿Qué tal ha ido tu semana? En la nuestra ha habido de todo. Antes de que yo estuviera trabajando para terceros, era mucho más fácil llevar una vida tranquila y conectada, respetar y acompañar a cada uno en su ritmo y sus necesidades, pero ahora, a veces cuesta un poquito más. Estoy segura de que sabes de qué hablo. Incluso, a lo mejor, piensas "¡Ya era hora de mostrar algo más real y no tan ideal!" Pero la realidad es que esas situaciones tampoco justifican nuestro estado ni nuestro comportamiento, nosotros somos las guías.

En los últimos días se nos han dado dos circunstancias muy parecidas, que hemos gestionado de forma muy diferente.

El miércoles habíamos quedado con familias homeschoolers en un parque de Madrid sobre las 14h. A media mañana yo informé a los chic@s de que se vistieran, desayunaran y se prepararan antes de las 13h para poder salir y llegar a tiempo. Sin prisas, pero sin pausa. Detallé que desayunaran temprano porque yo había preparado comida y, si les veía tomando tostadas a las 13h antes de salir, me iba a transformar.... Les hablé de grupo, de organización y de un objetivo en común. Bueno, pues sucedió todo al revés y a las 13h estaban tranquilamente tomando tostadas....

Bueno, no exploté en mil pedazos no sé por qué. Es cierto que no grité ni insulté ni nada de eso, pero, a pesar de que me controlé, mi energía y mis palabras no fueron de lo más amorosas.... el resultado fue que llegamos al encuentro dos horas tarde, sin batt en el móvil (porque la habían gastado ellos) y no pudimos encontrar a los amigos. Así que, después de jugar un rato y conocer un nuevo sitio chulo, nos fuimos al vivero a comprar plantitas....

El jueves repetíamos plan en otro lugar con otras familias, así que hablamos sobre lo que había ocurrido y sobre lo que no queríamos que volviera a ocurrir y decidimos que un nuevo día era la ocasión perfecta para hacer las cosas de diferente forma. Así que ellos se responsabilizaron y se comprometieron preparándose y yo (además de preparar comidas, abrigos y demás), también me hice cargo de mi estado emocional y de mi energía.

Seguro que estas cosas también a ti te suceden a menudo. De esta experiencia yo me he quedado con dos reflexiones:

1. Debemos separar la situación objetiva de nuestra emoción. Podemos estar cansadas y estresadas, pero nuestro humor y nuestros comentarios van a teñir todo el ambiente a nuestro alrededor y a dejar patrones para enfrentarse a la vida. Miremos las experiencias con distancia emocional para descubrir que es lo que sí podemos hacer en ese momento para resolver y obtener un resultado positivo, en lugar de enfocarnos en lo que no nos gusta y no hemos podido alcanzar.

2. Si ya hemos actuado de una forma que no es la que más nos gusta, tenemos ocasión de reflexionar sobre ello y elegir para la próxima vez. Una vez tras otra tenemos oportunidades de mejorar. No existe la ocasión perdida si no la dejamos perder.

Espero que cada vez que nos enfrentamos a este tipo de situaciones, nos vayan sirviendo para crecer, para crear distintas formas más positivas  de relacionarnos con el día a día, para diseñar momentos mágicos en cada ocasión y poder dar ese modelo a nuestros hijos.


Por aquí os dejo el enlace al podcast en el que comparto sobre la misma situación, quizás pueda resultarte más cómodo escucharlo que leerlo.



Feliz fin de semana!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encanta recibir vuestros comentarios. Me hace mucha ilusión porque las personas y las experiencias son la esencia de este blog.