viernes, 15 de febrero de 2019

¿Por qué salimos corriendo cuando oímos la palabra Apego?




En muchas ocasiones hemos vistos madres agobiadas porque sus criaturas pedían su atención más de lo que ellas soportaban, yo también he tenido alguno de esos momentos. Muchos de nosotros escuchamos la palabra "APEGO" y sentimos ganas de huir. ¿Por qué sentimos tanto rechazo por el Apego? ¿Por qué le tenemos tanto miedo?

Podemos oír frecuentemente mensajes como "Estoy trabajando el desapego con mi hij@", "No le cojas, que se acostumbra", "Ese niñ@ no puede estar siempre en brazos",.....

Sin embargo, no nos inporta que tenga a pego a un muñeco, un peluche, un chupete  o una mantita.. Incluso nos resulta gracioso y lo potenciamos.

Recuerdo cuando Marcos era pequeño, el consejo de que le proporcionara peluches porque desarrollaban el afecto, en ocasiones me lo comentaban las mismas personas que insistían que no podía estar siempre con la teta en la boca. Mi opinión era y es, que ese afecto se lo puedo dar yo o en su defecto otro mamífero.

Así es, somos mamíferos, nacemos inmaduros y necesitamos esa seguridad de que hay alguien a nuestro lado que vela por nuestra supervivencia y que nosotros podemos quedarnos tranquilamente a dormir para usar nuestra energía en crecer.




Existen numerosos estudios científicos que lo demuestran, pero yo incluso puedo compartir el resultado de la experiencia de perder esa seguridad que proporciona el apego y el resultado de recuperarlo.

Cuando los padres necesitamos huir de la demanda de nuestras criaturas, el error está en pensar que lo que falla es su necesidad y no nuestra actitud. ¿Cómo va a fallar la necesidad de un recién nacido? ¿A qué edad deja de tener esa necesidad? Probablemente lo que falle será nuestra relación con el afecto o la organización social entorno a la criatura, pero es imposible que la naturaleza haya diseñado un bebé equivocado.

Entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo a que nuestro hijo tenga apego a nosotros? ¿por qué no lo tenemos cuando es nuestra pareja recién estrenada la que lo tiene? ¿por qué tenemos tantas ganas de que nuestras criaturas crezcan y vayan cogiendo autonomía e independencia y, cuando llegan a la adolescencia o a la edad adulta, nos quejamos de que no nos hacen caso?

Si observamos cómo duermen los mamíferos de otras especies, veremos que es natural estar juntos, incluso pegados. Si recordamos a un bebé llorando, también recordaremos que normalmente al cogerlo suele calmarse. Esto es natural y la naturaleza lo ha diseñado para protegernos, sentirnos seguros y sentirnos queridos, sentir que valemos. Cuando nos ahogamos por la demanda de nuestros hijos, probablemente es porque nosotros no  podemos brindar tanta atención, no por que el pequeño sea demasiado demandante.

La forma en que nosotros fuimos tratados de pequeños, la relación con el Apego que existe en nuestro entorno familiar y social y las creencias que hemos ido desarrollando, son las que nos condicionan para que podamos dar tanto como nuestra criatura necesita o no.

Si no deseamos adolescentes dependientes de comprar marcas y objetos, empecemos por dar hoy menos peluches y más abrazos y besos. Si ya tenemos uno de esos adolescentes en casa, podemos igualmente darle todo el apego que no le hemos podido dar antes, después de cada regalo.

Feliz fin de semana y ¡¡¡¡Déjate querer!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encanta recibir vuestros comentarios. Me hace mucha ilusión porque las personas y las experiencias son la esencia de este blog.